segunda-feira, 13 de outubro de 2008

A uma rapariga



Abre os olhos e encara a vida!


A sina tem que cumprir-se!


Alarga os horizontes!


Por sobre lamaçais alteia pontes


Com tuas mãos preciosas de menina.


Nessa estrada de vida que fascina


Caminha sempre em frente,além dos montes!


Morde os frutos a rir! Bebe nas fontes!


Beija aqueles que a sorte te destina!


Trata por tu a mais longinqua estrela!


Escava com as mãos a própria cova


E depois, a sorrir, deita-te nela!


Que as mãos da terra façam, com amor,


Da graça do teu corpo, esguia e nova,


Surgir à luz a haste de uma flor!...


(Florbela Espanca)



-Para todas as raparigas!!!


Algumas em particular...elas sabem quem são!!!

1 comentário:

Nersa Roa de Alvarez disse...

FLORBELA ESPANCA, POETA DEL AMOR

Una de las escritoras más fascinantes de Portugal es Florbela Espanca. Nació en Vila Viçosa en 1894 y se suicidó en 1930. En el país vecino es una auténtica gloria nacional: no es tan conocida como Pessoa o Torga, pero a nadie le ha pasado inadvertida su figura, tan atormentada, tan infeliz y tan lúcida, ni mucho menos su obra poética que alcanza su cumbre en el soneto y, en cierto modo, en su copioso epistolario. Como le sucedió a Rilke. Por su existencia, tan llena de sombras y de espantos, Florbela Espanca pertenece a ese grupo de mujeres herido por el dolor, la soledad y la desesperación. Pensemos en Delmira Agustina, en Alfonsina Storni, en Rosalía de Castro, en Anne Sexton, en Silvia Plath o Alejandra Pizarnik, cuyas existencias fueron un combate constante contra las circunstancias adversas que les rodearon y contra sus propios fantasmas. Contra las negras sombras. Las semejanzas, de partida, entre Rosalía de Castro y Florbela Espanca son curiosas: a ambas tardó en reconocerlas su propia madre; la de Florbela Espanca trabajaba de asistenta en la casa de su padre, Joao Maria Espanca, un personaje de rango que era fotógrafo, pintor y pionero de la cinematografía en Portugal, y la esposa de éste figuró como su madrina. Florbela estudió pintura, música, fue una gran lectora y con sólo ocho años compuso su primer soneto, que iba a ser su modalidad preferida. Tuvo una vida presidida por la insatisfacción y el amor: se casó tres veces y, salvo en los momentos iniciales del fervor, siempre se sintió desgraciada. Padeció numerosas enfermedades, varios abortos que acentuaron su sentido melancólico y, en medio de las vanguardias (y de la obra de Mario de Sa-Carneiro, Pessoa, Teixeira de Pascoaes, etc.), eligió un camino personal, solitario: la lírica amorosa, en cierto modo intemporal, intensa, ardiente, de una sensualidad tangible, que acabó desplazándose del paisaje y de la cosmovisión hacia el placer, la carne y la entrega. Olifante publicó hace algún tiempo “Las espinas de la rosa” (2002), una selección de sonetos que ha traducido con solvencia y en versión rítmica Ángel Guinda.

Meu querido amigo Mario, un poema bien seleccionado.. Este comentario
es sobre esta gran poeta ..para tus lectores un poco de ella. Un beso Nersa